No pasa por entender

Susurraba cerca a mí

Elevaba la voz al cielo

Yo no entendía nada

Hablaba una lengua extraña

Extrañamente romántica y seductora

Yo no entendía nada

Suspiraba como reina

Yo mosquetero extranjero de este mundo

No entendía nada

No era el idioma mi delirio

Eran sus ojos azules los que me perdían

Y yo no entendía nada

La contemplaba como eclipse

Sus cabellos rubios desalineados me enredaban

Pero yo no entendía nada

Paso hacia al frente

Medio beso en mi boca

Y yo… no quiero entender nada.

Rebelión

Duerme mis instintos

Su mente me alcanza

Soborno su corazón

Siento al costado su lanza

Preguntas atrevidas

Dulce sonrisa alemana

Bombos de derrota

Mi alma rebajada

Emociones en mi contra

Rebelión de mis deseos

Muestro mi bandera

Sonrisa y dedo medio.

Cartas a Sudamérica

Mil direcciones, un receptor

Frases dispersas sin punto final

Mañanas sin despertador

Noches invertidas bajo el sol

Lagrimas en sobres

Tres inviernos han de pasar

El Tajo ahoga emociones

Guiño a la soledad

Tras dos pasos

Humo de pasiones

Fuego en los labios

Por vino de desilusiones

Infecciones de recuerdos

Sudamérica fuma la espera

Rimas en papel deshabitado

Yo… quizás desmejorado

Noches en la ruta

Estoy entre el cielo
Y un estado de coma
Muchas noches en la ruta

Suelo ser inmortal
Paso de vida en vida
Pero una T es lo que me sobra

Diseñe mi futuro
El lugar de mis sueños
Gráficos en una hoja de coca

Pacto con los árboles
Silbo un tango oxidado
La lluvia no es la que me moja.

¿Dónde irán a parar?

Arriba se cosecha el temor, el cielo esta tan susceptible. El Diablo preocupado y consternado, pues no ha sido obra suya, se pregunta si es parte de la bipolaridad de Dios; siente un ligero escalofrió, ve a una especie de hombre vestido con una túnica negra que lo tapa de una manera completa con una paloma blanca que sobresale de su manga. Se siente una brisa helada en el infierno y se escucha una voz profunda que dice les llego la hora a los inmortales… la muerte ha llegado.

De Noche

Bancas vacías alumbradas
La luna coqueta me hace compañía
Pude contar once botellas
Perdóname

El viento raspa mi paciencia
Sonrió y respiro
Hoy que el tiempo nos cambio
¿Donde estarás?

Esperare a la mañana
Nada importa
Pintare la ciudad esta noche
Sin rencor.

Rimas para los días sin sentido

Cansado de escuchar tus besos en la melodía
Arto del silencio de mi vida
Los porros no superan mi agonía
Quiero ser parte de tu historia por un día

Quiero olvidarte un solo instante
Princesa de Asturias se constante
Vagare por tus sueños como errante
Brillaras en los míos cual diamante

Calmare con lágrimas este ardor
Marginare del mundo el suave calor
Melancolía abandona mi triste rencor
Son solo espasmos después del amor

La fe se fue como un silbido
Mis ojos se pierden en el olvido
Quemaras poemas míos con un cigarro amigo
Caminare despierto por cuentos antiguos.